Por: Dis. Ind. Daniela Waldeck

La sustentabilidad y el uso de alternativas biodegradables en packaging se está convirtiendo en tendencia, y eso nos parece genial! Pero, ¿Es realmente una solución al problema de la contaminación?, ¿O es simplemente una alternativa un poco menos dañina? ¿Cómo podríamos pensar en una solución sostenible realmente?

Desde la revolución industrial el mundo ha seguido un modelo de producción y consumo lineal. Esto significa que a partir de una materia prima, se crea un producto que luego será usado y tirado. En este modelo de “use y tire”, el crecimiento económico se consigue a través de la cantidad, es decir, a mayor cantidad de producción, mayor cantidad de ventas y por lo tanto mayor crecimiento económico.

¿Cuál es el mayor problema de este modelo lineal de economía? 

Este modelo deja completamente de lado problemas como la escasez de recursos y la contaminación ambiental. En la tierra los recursos son finitos, se van agotando a medida que los consumimos. Además, a mayor cantidad de productos fabricados y comercializados, mayor cantidad de desechos y por lo tanto más contaminación del aire, el agua y la tierra.

Cuando el problema de la contaminación comenzó a hacerse visible y despertar críticas, la primer solución, obviamente, siguiendo esta forma lineal de pensamiento, fue buscar materiales que demoraran menos tiempo en “desaparecer”. Así surgieron los plásticos oxo-degradables. Plásticos que, al cabo de un tiempo, se fragmentaban en partículas más pequeñas dando la sensación de haberse biodegradado, pero sin realmente hacerlo por acción biológica. El resultado: los famosos #microplásticos que hoy son TT. Claramente esto no fue una solución, sino un engaño a la vista.

Continuando esta búsqueda, llegamos a lo que hoy está tan de moda y que conocemos como productos biodegradables o compostables. Estos términos pueden ser utilizados en productos que, mediante determinadas condiciones especificadas por el fabricante, podrán biodegradarse casi por completo (90%) en un período menor a dos años. Sin embargo, muchas veces estas condiciones, sólo pueden conseguirse en una planta de compost industrial. A lo que deberíamos preguntarnos: ¿Llegan, alguna vez, estos desechos a una planta de compost industrial? ¿Qué ocurre con los que no llegan? 

En muchos casos, lo que ocurre si estos desechos no llegan a ser tratados como deberían, es que inician un proceso de descomposición que poco difiere de la descomposición de cualquier plastico. Además, estas plantas de compost industriales no siempre están preparadas para procesar las cantidades de plásticos biodegradables que hoy consumimos. Por lo tanto, en el hipotético caso de que todos los plásticos compostables lograran llegar a la planta, solo una pequeña porción de los mismos podría ser procesada. 

Esto nos obliga a replantearnos: ¿son, realmente, los plásticos biodegradables o compostables una solución sostenible y ecológica a nuestro problema? 

Seguramente no haya una única respuesta correcta, pero si entendemos que estos materiales han surgido como una solución lineal a un problema más complejo, podemos sospechar que allí reside una posibilidad de mejora. Quizás la solución no esté en buscar productos que puedan ser usados y tirados para luego degradarse en menos tiempo, sino pensar en el ciclo completo. Plantear alternativas circulares en lugar de lineales, productos cuya vida no acabe en el mar, el campo, un basural o una planta de compost industrial, sino que sean recepcionados, re-procesados y re-cargados de valor. 

Esto no solo afecta positivamente a la ecología, sino que también implica un cambio en el consumo, siendo una opción más sustentable, sostenible en el tiempo y que conlleva a un mayor acercamiento de la marca con sus consumidores. 

En un modelo circular, la relación con el cliente no termina en la venta sino que continúa durante todo el ciclo de vida del producto. En Cruz Creative Lab podemos ayudarte a encontrar alternativas circulares para mejorar la calidad de tus productos y la relación de tu marca con tus clientes y el medio ambiente.

Ilustraciones: Lucía Quiroga IG @liibelulas_

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